Genes Idénticos
Por Nicolás Gallese - nicolas_gallese@hotmail.com
Tienen personalidades que se distinguen entre las demás. Su naturaleza los hace únicos. Marcan una sideral distancia con la forma de ser que manejan. La polémica los rodea sabiendo que ellos dividen opiniones generalizadas, independientemente de las voluntades que ofrezcan en sus actos y dichos. Los aman u odian, sin posibilidades de que exista un punto medio. Cargan con la culpa de ser puras expresiones de talento. Chocan con los demás, rompiendo esquemas constantemente, con verdades irremovibles ante la más sucia hipocresía. Deciden con vehemencia remarcando criterios. Juegan sus fichas apostando el todo por el todo a mantener un ideal. Visten la camiseta argentina con determinación, valor, sintiéndola parte de la piel. Defienden los colores como las armas más nobles para iniciar la batalla final. Los motiva, provocándoles risa y llanto, sin escatimar sentimiento. Desafían. Llevar espíritu de liderazgo. Juan Román Riquelme, David Nalbandian, y Cecilia Rognoni: Tienen los genes idénticos.
Juan Román Riquelme: Del chico tímido que daba pocas entrevistas a los medios de comunicación, apenas queda un recuerdo lejano. Pasaron los años, los partidos, títulos, y él dio un vuelco en su personalidad. Rotundo, beneficioso. Así se transformó en un sólido Riquelme, que se jacta de su simplicidad para argumentar actos merecedores de debate eternos para sus detractores. Le gusta acrecentar el odio que sienten por él, y lo disfruta. Calló a todos cuando volvió a la Selección tras la renuncia obligada por el estado de salud de su madre, sufriendo ante las críticas que la prensa emitía a su hijo. Él no se avergonzó y admitió la cuestión con verdades, absolutas. Enmarcada en un glorioso retorno, llegó el momento de volver a vestirse de celeste y blanco, en una Copa América 2007 de que hizo progresar el nivel de juego argentino. Y Román fue el abanderado, con la orquesta bajo su estilo de canción. Continuó en el primer tramo de las Eliminatorias siendo pieza clave en el esquema de Alfio Basile pero, tiempo más tarde, las traiciones de Messi y Aguero -con la participación especial de Diego Maradona- provocaron la salida de Coco. Curiosamente, meses después, el enlace se ofuscó ante palabras del emergente entrenador Maradona cuestionando su rendimiento públicamente, y con razón, muy entristecido, dijo adiós. Un adiós que parece ser hasta siempre, ó en su defecto, que pedirá un capítulo crucial en esta historia al momento que Diego -tras un anunciado pésimo Mundial- deje su cargo, nutrido de bochorno mediático. Le darán, entonces, la derecha a Riquelme.
David Nalbandian: Hizo del estilo frontal y directo a la hora de hablar un culto. Guarda el acento cordobés como una reliquia del lugar donde nació, que lo enorgullece. Tildado de pedante, soberbio, irrespetuoso, poco le importo el qué dirán. Lo muestra y demuestra. Le encanta que, entre otras características y aspectos virtuosos de su juego, le destaquen la eterna voz de mando. Es capitán dentro y fuera de la cancha. Asume ese rol por decantación. La Copa Davis tomó el lugar de, rindiéndose a los hechos puramente resultadistas, amor no correspondido. Lloró dos ocasiones por ella: En 2006 y 2008. Convivió con diferentes situaciones, imponderables, truncos en un camino que parecía ser de rosas. Sobran los momentos en los que Nalbandian hizo lo que quiso, a nivel personal y profesional. Pero es admirado, por encima del viento fuerte que sople en su contra. David tiene dotes que lo hacen un número uno, excluyéndose de lo que no se ha podido. Decir que le ganó a Federer y Nadal es también asumir la posición donde está. Si desea insultar a alguien, simplemente lo hace. Poco le cuesta achinar los ojos y echar la bronca a quién crea. Diferentes lesiones le imposibilitaron dar el salto de calidad que pusiera el sello por sobre todo. Igualmente, bajo esas condiciones, logró un respeto considerable en la mirada de sus colegas. Saben que su Tenis es algo poco usual. Dominando y exigiendo. Imponiendo, siempre.
Por Nicolás Gallese - nicolas_gallese@hotmail.com
Tienen personalidades que se distinguen entre las demás. Su naturaleza los hace únicos. Marcan una sideral distancia con la forma de ser que manejan. La polémica los rodea sabiendo que ellos dividen opiniones generalizadas, independientemente de las voluntades que ofrezcan en sus actos y dichos. Los aman u odian, sin posibilidades de que exista un punto medio. Cargan con la culpa de ser puras expresiones de talento. Chocan con los demás, rompiendo esquemas constantemente, con verdades irremovibles ante la más sucia hipocresía. Deciden con vehemencia remarcando criterios. Juegan sus fichas apostando el todo por el todo a mantener un ideal. Visten la camiseta argentina con determinación, valor, sintiéndola parte de la piel. Defienden los colores como las armas más nobles para iniciar la batalla final. Los motiva, provocándoles risa y llanto, sin escatimar sentimiento. Desafían. Llevar espíritu de liderazgo. Juan Román Riquelme, David Nalbandian, y Cecilia Rognoni: Tienen los genes idénticos.
Juan Román Riquelme: Del chico tímido que daba pocas entrevistas a los medios de comunicación, apenas queda un recuerdo lejano. Pasaron los años, los partidos, títulos, y él dio un vuelco en su personalidad. Rotundo, beneficioso. Así se transformó en un sólido Riquelme, que se jacta de su simplicidad para argumentar actos merecedores de debate eternos para sus detractores. Le gusta acrecentar el odio que sienten por él, y lo disfruta. Calló a todos cuando volvió a la Selección tras la renuncia obligada por el estado de salud de su madre, sufriendo ante las críticas que la prensa emitía a su hijo. Él no se avergonzó y admitió la cuestión con verdades, absolutas. Enmarcada en un glorioso retorno, llegó el momento de volver a vestirse de celeste y blanco, en una Copa América 2007 de que hizo progresar el nivel de juego argentino. Y Román fue el abanderado, con la orquesta bajo su estilo de canción. Continuó en el primer tramo de las Eliminatorias siendo pieza clave en el esquema de Alfio Basile pero, tiempo más tarde, las traiciones de Messi y Aguero -con la participación especial de Diego Maradona- provocaron la salida de Coco. Curiosamente, meses después, el enlace se ofuscó ante palabras del emergente entrenador Maradona cuestionando su rendimiento públicamente, y con razón, muy entristecido, dijo adiós. Un adiós que parece ser hasta siempre, ó en su defecto, que pedirá un capítulo crucial en esta historia al momento que Diego -tras un anunciado pésimo Mundial- deje su cargo, nutrido de bochorno mediático. Le darán, entonces, la derecha a Riquelme.
David Nalbandian: Hizo del estilo frontal y directo a la hora de hablar un culto. Guarda el acento cordobés como una reliquia del lugar donde nació, que lo enorgullece. Tildado de pedante, soberbio, irrespetuoso, poco le importo el qué dirán. Lo muestra y demuestra. Le encanta que, entre otras características y aspectos virtuosos de su juego, le destaquen la eterna voz de mando. Es capitán dentro y fuera de la cancha. Asume ese rol por decantación. La Copa Davis tomó el lugar de, rindiéndose a los hechos puramente resultadistas, amor no correspondido. Lloró dos ocasiones por ella: En 2006 y 2008. Convivió con diferentes situaciones, imponderables, truncos en un camino que parecía ser de rosas. Sobran los momentos en los que Nalbandian hizo lo que quiso, a nivel personal y profesional. Pero es admirado, por encima del viento fuerte que sople en su contra. David tiene dotes que lo hacen un número uno, excluyéndose de lo que no se ha podido. Decir que le ganó a Federer y Nadal es también asumir la posición donde está. Si desea insultar a alguien, simplemente lo hace. Poco le cuesta achinar los ojos y echar la bronca a quién crea. Diferentes lesiones le imposibilitaron dar el salto de calidad que pusiera el sello por sobre todo. Igualmente, bajo esas condiciones, logró un respeto considerable en la mirada de sus colegas. Saben que su Tenis es algo poco usual. Dominando y exigiendo. Imponiendo, siempre.
Cecilia Rognoni: Ahora se siente otra vez en la cúspide del cielo. Carlos Retegui, entrenador de Las Leonas, reconoció que “importó muy poco lo que sucedió en el pasado”, y admitió contar los hechos desde Marzo de 2009, fecha en la que asumió en el cargo. Una jugadora de otra galaxia, aunque ella misma se encargue de negarlo, las inolvidables postales que dejó en la memoria de los amantes del Hockey perdurarán intactas como el mayor de los tesoros. No abundan, se cotizan. Pero el tiempo pasó y la foto fue perdiendo color, del nítido abanico en forma de mil colores se transformó en el grisáceo actual. Rebelde, irónica, sarcástica, bien femenina, alguna vez pidió perdón por haber ganado el Mundial de Australia, en 2002, llegando a los penales. Eso, claramente, denota lo que es la líbero: Insaciable. Asume los desafíos como retos personales en lo que debe, indeclinablemente, sobresalir por encima de las demás para dejar vigente su marca. Rognoni, la eterna. No fue una mancha en su carrera el hecho acontecido hace más de cinco años, donde en una entrevista con el Diario La Nación, aduciendo –a voz pública- que en el grupo por entonces dirigido por Sergio Vigil sufría problemas de relaciones humanas que se llevaban al sintético. Hoy, señora orgullosa madre de la pequeña Nina. Dios la perdonó sus compañeras nadie sabrá. Lo preciso es que el retorno la hace aún más grande de lo que es, poniéndola en una marco, así como Luciana Aymar, de jugadoras intocables e irrepetibles. Hasta que el tiempo diga lo contrario, jactándose incluso de firmes argumentos, única Cecilia.
Publicado por Banquete Deportivo en 12:28 0 comentarios
Etiquetas: Fútbol, Hockey, Tenis
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